Con el puño cerrado no se puede intercambiar un apretón de manos. Indira Gandhi
Me gustaría iniciar mi andadura abriendo el puño e intercambiando con vosotros un buen apretón de manos al más puro estilo africano.
En África la gente presta mucha atención a la manera de saludar al visitante. Saludarse se convierte en todo un ritual, ya que el desarrollo de este encuentro tiene gran importancia para el futuro de las relaciones. Desde el primer momento se muestran siempre cordiales y enormemente contentos. En África no te dan la mano de manera mecánica, fría, formal, distante y sobre guardando las distancias como hacemos en Europa, sino todo lo contrario, te lanzan la mano enérgicamente como si en lugar de estrecharlas te retarán a hacer un pulso. Es en el momento en el que friccionan las manos cuando aprovechan para sacar una intensa y prolongada carcajada que denota que la persona está encantada de vernos.
Y una vez mostrada su disposición positiva hacia la persona saludada comienza una larga batería de preguntas; la familia, la salud, el trabajo, los amigos… La tradición obliga responder a cada pregunta con repetidas carcajadas de risa, que a su vez, han de provocar otras más fuertes en la persona que hace las preguntas.
Es habitual ver a menudo a personas riéndose a carcajada limpia en la calle. No están contándose chistes, simplemente se saludan. Y es cuando desvanecen las risas cuando el ritual del saludo ha terminado. Al despedirse, se desea un buen día y se vuelven a estrechar las manos. Esta escena puede repetirse numerosas veces a lo largo del día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario