"El objeto de la
educación es la liberación del hombre" Julius Nyerere
Tras mi visita a Isla de Goree me he dado cuenta
que la llama de la esclavitud aún sigue viva en Senegal, una nueva forma de
esclavitud continúa siendo una realidad para muchos niños senegaleses. En cada
gran ciudad del país es habitual ver a grupitos de niños descuidados, con ropas
desgastadas y descalzos deambulando por la calle con la típica lata de conserva
de tomate en la mano. Se concentran en los cruces, en las paradas de autobús,
en las zonas turísticas y se acercan a las personas que van caminando e incluso
golpean las ventanas de algunos taxis con la esperanza de recibir algunas
monedas. Se les conoce como Talibés, y su único objetivo es recaudar la cuota exigida
por sus maestros, que se encargan de supervisar su educación y el lugar donde
viven.
La palabra “Talibé”, proviene del árabe “Talib” que significa
estudiante. En principio designa a un joven de entre 3 a 14 años, que aprende
el Corán con un maestro llamado “Marabú”. Sin embargo, con el paso de los años,
el término casi se ha convertido en “niño de la calle”.
En una sociedad
predominantemente musulmana, donde los líderes religiosos tienen un inmenso
poder social y político, los niños han sido durante muchos años confiados a los
marabús, quienes los educaban en escuelas coránicas residenciales llamadas
“Daaras”. Antiguamente, las daaras, estaban situadas en el campo y combinaba la
enseñanza del Corán y la enseñanza de los cultivos estacionales por lo que eran
económicamente autónomas y ofrecían a los Talibés una existencia digna.
En la
actualidad, las daaras han sido trasladadas a las ciudades, dónde el cultivo es
inviable y, al no tener otro medio de financiamiento, utilizan a los niños para
mendigar y encontrar así los recursos necesarios para su funcionamiento. El principal
problema es que hoy, este sistema ha degenerado, creando una forma de
explotación o esclavitud en el que los niños se ven obligados a mendigar, en
ocasiones bajo las amenazas de sus Marabús.
Según un reciente informe de Human
Rights Watch dedicado al estudio de los talibés en Senegal, al menos 50.000
niños viven internados en las escuelas coránicas. Han evidenciado que algunos
Marabús están utilizando la educación como tapadera para cubrir la explotación
de los niños a su cargo exigiéndoles una cuota diaria excesiva y obligándolos a
pasar mucho tiempo en la calle. Algunos morabitos acumulan más de 70.000 euros
al año a través de la explotación de los niños bajo su cuidado, una suma
considerable en un país donde la mayoría de las personas viven con menos de 1,5
euros al día. Así no es de extrañar que agotados por este abuso continuado, más
de 1.000 niños huyan de las Daaras cada año.
Ante tal pretexto, me pregunto si
debo o no darles dinero. Por un lado, pienso que no debo fomentar la mendicidad
y explotación infantil y por otro, deseo que éstos niños no sigan sufriendo. Con
el tiempo me he dado cuenta que con nuestra aportación no estamos arreglando el
problema, sólo estamos limpiando nuestras consciencias. He visto a mucha gente
que da, yo mismo he contribuido a ello pero he podido comprobar año tras año, que
esos niños siguen ahí cada día, agarrados al mismo bote de tomate. Y que a
pesar de las abundantes aportaciones nada cambia su situación futura. Quizá no
nos demos cuenta que no son monedas lo que realmente necesitan. Quizás no somos
conscientes que no son monedas lo que verdaderamente nos piden…
Lo que
realmente necesitan es un gobierno que se comprometa con
ellos, que regule todas las escuelas coránicas y que vele por el respeto de los
convenios internacionales que tiene suscritos, como la Convención sobre los
Derechos del Niño y la Carta Africana sobre los Derechos y Bienestar del Niño,
así como la Declaración de los Derechos
Humanos en el Islam (DDHI)
o Declaración de El Cairo. Dicha declaración se
opone a la esclavitud, a la opresión, a la explotación y al colonialismo, y se
señala que “Todo abuso de autoridad queda prohibido”.
Aprovechando que hoy, 20
de abril, se celebra el Día Nacional del Talibé en Senegal, me gustaría homenajear
a la Fundación Talibés, una asociación española
de reciente fundación que nace con el objetivo de mejorar
las condiciones de vida de los Talibés y garantizarles un futuro digno. La fundación Talibés
trabaja en la construcción de internados proporcionando a los niños una
enseñanza diversificada y normalizada para que aprendan, además del Corán, lenguas (francés, español, inglés) y matemáticas, y que desarrollen las
competencias necesarias para su día a día (salud, higiene y ciudadanía). Apuestan
por la plena integración de los talibés en el sistema educativo del país y
tratan de implicar al Estado de Senegal, siendo conscientes que sólo es posible
que sus acciones lleguen a buen término si el Estado se implica activamente.
¡Por una vida digna
para todos los talibés y por una infancia que garantice su futuro!
¡Por una vida digna
para todos los talibés y por una infancia que garantice su futuro!