Hemos venido a este
mundo como hermanos; caminemos, pues, dándonos la mano y uno delante de otro. William Shakespeare
Ante las numerosas
noticias, a veces alarmantes, sobre lo que últimamente ocurre en mi querido Malí,
me gustaría compartir con vosotros una bonita noticia que hemos recibido de nuestros
colaboradores religiosos de la ONGD Amigos de Mali. Y es que a pesar de la
situación de riesgo a la que están expuestos, como suele pasar con los
misioneros, no están dispuestos a abandonar el país.
Hace una semana tuvo
lugar la batalla de Diabaly, en la región de Segou, que enfrento a las fuerzas
del gobierno de Malí contra los grupos de militantes islamistas de Al-Qaeda en
el Magreb Islámico (AQMI) y Dine Ansar. Este grupo de islamistas lanzó un
fuerte ataque contra la base militar de Malí en Diabaly que tras largas horas
de combate logró hacerse con el control de la ciudad. Durante una semana los
islamistas trataron de imponer la sharia hasta que las fuerzas malienses con la
ayuda de Francia consiguió recuperar la ciudad.
Diabaly es el pueblo de una
de nuestras hermanas colaboradoras. Toda su familia estaba allí en el momento
en el que llegaron los islamistas. Reconocen que fueron momentos muy difíciles para
ellos, pero consiguieron escapar todos. En su casa, situada a las afueras de Diabaly,
se concentraron más de cien personas mezcladas, musulmanas y cristianas y como
los islamistas perseguían a los cristianos, fueron los propios musulmanes del
pueblo los que ayudaron a los cristianos a escapar del pueblo. Toda la familia cristiana
consiguió salir del pueblo haciendo a pie un largo recorrido entre los arbustos,
con la ayuda de los hermanos musulmanes.
Está claro que sin
unión, sin amor entre hermanos o entre los que se tratan como iguales, no se
podría haber logrado huir. Sólo se pudo lograr gracias a la fraternidad que hay
entre musulmanes y cristianos, entre hermanos. Guru Nanak decía que “sólo hay un Dios y no es enemigo de nadie”.
Una aleya del Corán dice “Oh vosotros, los creyentes, situados todos al lado de
la paz” y es que el dialogo entre religiones constituye un imperativo ético
para la supervivencia de la humanidad, la paz en el mundo y la lucha contra la
pobreza.
El dialogo permite compensar el choque entre
culturas y religiones. Los creyentes han demostrado que la religión puede y
debe ser un instrumento de paz. Cuando dos religiones conviven desaparecen los
radicalismos. La proximidad y la comunicación eliminan los prejuicios y
permiten la convivencia. Si escuchamos y respetamos, seguramente reconoceremos muchas
verdades de nuestra propia religión que ya habíamos olvidado; lo absoluto, el
Dios padre, la solidaridad humana, el destino…
Y es que con un conflicto político y social que
ha provocado la intervención militar de Occidente, sólo permanecen en el
terreno aquellas personas e instituciones que no ven África únicamente como un
mercado en el que hacer grandes negocios.
Actualmente hay 24 misioneros españoles en Malí,
de los cuales 16 de ellos son mujeres. Entre las congregaciones femeninas que
tienen presencia, destacan nuestras colaboradoras Religiosas de María
Inmaculada con once misioneras, las misioneras de Nuestra
Señora de África o Hermanas Blancas, con cuatro misioneras y las Hermanas del
ángel de la Guarda, con tres misioneras. En cuanto a los hombres, destacan
nuestros colaboradores, los Hermanos Salesianos que tienen cinco misioneros y
los Padres Blancos, con tres.
Desde aquí me gustaría dar
mi apoyo firme a todas aquellas personas que han comprometido sus vidas con los
más pobres. Hombres y mujeres llenos de coraje y entrega y que se encuentran
siempre en los lugares más castigados del planeta. Hombres y mujeres sencillas
que luchan como humanamente pueden siempre al lado de los más pobres…
Pidamos
todos juntos, cristianos y musulmanes, musulmanes y cristianos, por Malí, para
que pronto puedan verse envueltos de paz y no haya muertes.
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