Vale más fracasar honradamente que triunfar debido a un fraude. Sófocles
Hace ya unos meses desde que me revotaron a
través de las redes sociales, la popular campaña Kony 2012. Una exitosa campaña
americana dónde se describen los crímenes cometidos a finales de la década de
1980 por Joseph Kony, comandante del ejército (LRA) y actualmente prófugo de la
justicia internacional. Una campaña lanzada con el objetivo de hacer ruido
alrededor de éste “señor de la guerra” ugandés señalado por la justicia
internacional por liderar el secuestro de miles de niños en Uganda y forzarlos
como esclavos sexuales o niños soldado.
Viendo que la campaña se ha convertido en una de
las búsquedas más recurrentes de Google, que en Youtube ha acumulado millones y
millones de reproducciones, que en Facebook y Twitter lo consideran como una
campaña global de éxito y que aprovechando la popularidad de los movimientos
globales de la indignación, se ha hecho una llamada para empapelar las calles
de todo el mundo, no me ha resultado extraño ver carteles de la campaña “Kony
2012” en los principales escaparates de mi ciudad.
Movido
por la curiosidad, me puse a investigar y me quede sorprendido al observar que
este enorme despliegue está suscitando también muchas polémicas.
En primer
lugar, me gustaría hacer saber a todas aquellas personas que están haciendo
donaciones, comprando kits de propaganda o merchandising que el destino de los recursos
que la ONG Invisible Children obtiene están envueltos en polémicas desde hace
mucho tiempo, debido a que sus cuentas son particularmente oscuras. Sólo hay
que descargar el informe en pdf de 2011 para observar que de los 13
millones de dólares de beneficios que obtuvo, 8 millones fueron gastos. De esos
8 millones de gastos, solo se ha destinado un 30% a inversiones en proyectos de
solidaridad, destinándose el 70% restante a gastos de gestión y mantenimiento
de la plantilla y la infraestructura de Invisible Children. De esta forma el
gasto más importante se repartió así; 1,7 millones
para pagar a 43 trabajadores a tiempo completo, 357.000 para producción
audiovisual, 850.000 en costes de producción, 244.000 en asesoría y
contratación externa, 1,07 millones en viajes y 400.000 en el alquiler y gastos
de una oficina en San Diego. Según algunas fuentes, el sueldo de sus tres fundadores
ronda los 90.000 dólares, un excesivo sueldo para los tiempos de crisis que
corren. El resto de los gastos se derrochan en vídeos
como el de la campaña, que ha costado un millón de dólares.
En segundo
lugar, el vídeo presenta una realidad exagerada y poco rigurosa. Sus creadores han querido
hacer creer a la población mundial que existe un clima de guerra en Uganda,
cuando no es del todo cierto, que la actividad de la guerrilla del LRA está en
plena expansión, cuando está en declive, que Joseph Kony está en Uganda, cuando
en realidad hace 6 años que ya no reside allí. Los autores del documental,
resaltan la utilización de niños soldados por parte del LRA pero obvia la
utilización de niños por parte del ejército de Uganda, cuyo presidente es
un fiel aliado de los intereses de USA en la zona, recibiendo una partida de 45
millones de dólares, para modernizar su ejército.
En
tercer lugar, el portavoz del Gobierno de Uganda ha expresado su frustración
ante la campaña. Los líderes religiosos de la zona se oponen a la intervención
norteamericana. Periodistas, cooperantes y ciudadanos ugandesas han protestado
ante lo que ven como una perniciosa distorsión de la realidad. Insisten en que Kony
está en paradero desconocido desde hace muchos años y que el resto de
cabecillas de la lista del Tribunal han sido detenidos, son fugitivos o están
muertos. Sus guerrillas se han diseminado entre los países vecinos y que sin
oficio ni futuro, se dedican al saqueo. Denuncian que si no se les proporcionan
escuelas ni ocupación a los niños, su única salida es esperar a que otro líder
paramilitar le dé sentido a sus vidas. Pero todos coincides que solucionar esto
es más caro y fastidioso para Obama que colgarse la medalla de haber capturado
a otro terrorista.
En cuarto lugar y como declara la periodista ugandesa Musa Okwonga, en el vídeo hay paternalismo y ecos desagradables de colonialismo en el que se hace un llamamiento a los estudiantes americanos para que liberen al pueblo de Uganda, eliminando al matón que les está haciendo sufrir y todo, bajo el respaldo de famosos que se dedican a promocionan la campaña.
En quinto lugar, tampoco ayuda
descubrir que recientemente, se hizo en Uganda un gran descubrimiento de
petróleo en el Lago Alberto, en la frontera con República Democrática del
Congo. Un yacimiento que contiene entre 2,5 y 6 mil millones de barriles de
petróleo. Se trata del hallazgo más importante de las últimas dos décadas en el
África subsahariana y uno de los campos más grandes que han sido descubiertos
durante los últimos 35 años y que los americanos ya han considerado como una
seria alternativa al petróleo libio.
Por
último, un ex colaborador de Invisible Children ha definido la
organización como “una mezcla excitante
de desparpajo, buenas intenciones y ninguna experiencia que ha manejado
demasiado dinero”. Ha calificado
sus campañas de “superficiales” y ha declarado que Kony 2012 “es solo otra forma simplista, resultona y mal
concebida de hacer filantropía que hace pensar a la gente que está haciendo
algo sin en realidad conseguir nada”.
Por tanto,
teniendo en cuenta todos estos datos siento que esta turbia campaña roza el fraude
y su único objetivo va encaminado al enriquecimiento personal de sus
impulsores.