jueves, 29 de marzo de 2012

LA HOSPITALIDAD

No olvidéis la hospitalidad, pues ejerciéndola algunos han alojado ángeles sin saberlo. San Pablo

 
Para el hombre de puño abierto, la hospitalidad, al igual que el baobab, hunde sus raíces en lo más profundo de las entrañas de África.

En Malí, entre los bambaras, es común decir al visitante “te has ido de tu casa, has venido a tu casa”. Los tuareg suelen decir al forastero “entra hermano, mi tienda es tuya”. Da igual en qué momento del día o de la noche llegues, siempre serás bien recibido. Jamás te preguntan por qué has venido ni cuánto tiempo te vas a quedar. Simplemente pasas a formar parte de la familia.

Es admirable la capacidad que tienen para acoger y agasajar con amabilidad y generosidad a los invitados y hacer que el anfitrión se sienta a gusto en su casa. El huésped es el rey, y los dueños de la casa ocupan el sitio más modesto y se ponen literalmente al servicio del invitado reservándole el sitio de honor para satisfacer sus necesidades.

No obstante, la hospitalidad no se mide por la abundancia de la comida. Es particularmente apreciada cuando se practica a pesar de lo limitado de los medios. Ofrecer lo que se tiene, privarse para dar, incluso en perjuicio de la propia familia, es la regla de oro de la hospitalidad africana.

        Pero esta hospitalidad también se practica entre el círculo familiar. Gracias a ella, un gran número de jóvenes que emigran de las zonas rurales a las principales ciudades para buscarse la vida, han podido estudiar. Así que no es raro ver a una familia encontrarse con cinco o más personas en su casa, ya sea de paso o instaladas por largos periodos de tiempo.

Para los africanos, la hospitalidad es considerada un deber más que una virtud. Para los tuareg es sagrada y como dicen un proverbio suyo “al enemigo puedes devolver todo el mal que te hizo, menos privarle de hospitalidad”. Los africanos hacen de la hospitalidad una actitud espontánea, abren sus corazones y dan todo lo que guardan con mucho esmero, generosidad, aprecio y lealtad.

Esta generosa hospitalidad choca bastante con el individualismo de la cultura occidental, donde cada uno va a lo suyo y donde mostrar frialdad a un extraño esta dentro de la normalidad. En Europa, la hospitalidad se paga. Hospedar y atender al viajero se ha convertido en un amplio negocio. Hoy, lealtad es una palabra singular, y acoger a un desconocido como hacen en África, se considera una idea descabellada. Hoy, la sociedad osa evitar al huésped y se mueve afín al proverbio español "el huésped y el pescado, después de tres días, huelen mal."

Y yo me pregunto… ¿Dónde ha quedado la buena voluntad de querer socorrer al que lo necesita? Nuestra comodidad nos está impidiendo percibir las necesidades de las personas. Nuestra pereza imposibilita prestar servicios a los demás. Nuestro egoísmo nos invita a no compartir lo que tenemos.

Es así como el extranjero tropieza con demasiada frecuencia con la incomprensión y el desprecio de la sociedad por la que pasa. Los más afectados son los africanos que se encuentran fuera de su patria, ya que los prejuicios raciales y nacionales cargan duramente sobre el que suele denominarse inmigrante.

Sin ninguna duda, la hospitalidad ha sido la primera gran lección que los africanos me han dado durante éstos años.

lunes, 19 de marzo de 2012

3052

“Emigrar es desaparecer para después renacer. Inmigrar es renacer para no desaparecer nunca más” Sami Nair y Juan Goytisolo


Nacido el cinco de julio de 1983 en Gandiol, al norte de Senegal, Mamadou Dia, al igual que otros tantos jóvenes africanos encandilados con la idea de vivir el “sueño europeo”, decidió subirse a un cayuco el once de mayo de 2006 para iniciar la aventura más larga, más peligrosa y más dura de su vida; recorrer los cientos de kilómetros que separan su país de las costas canarias.

     3052 es la cifra que da título a su libro. Es la distancia en kilómetros que separa Murcia, su actual ciudad, y Dakar, su ciudad de origen. 

En su relato, “Madou” como lo denominan cariñosamente en su entorno familiar, revela los sucesos que vivió durante su viaje y lo hace con una técnica descriptiva de gran naturalismo. Nos sitúa ante los hechos tal y como los vivió. Nos da la oportunidad de navegar a su lado y contemplar el horror más profundo, la desesperación, el miedo pero también la esperanza. Hace sentirnos compañeros de viaje tanto en el interior de la patera como en su posterior intento de construir su nuevo proyecto de vida en nuestro país, un camino tan duro como el propio viaje. 

Dia ha tenido la valentía de desglosar este relato y legarnos su testimonio. Testimonio que la mayoría de compatriotas que emprenden un viaje en patera no logran contar, ya que acaban sucumbiendo en aguas del atlántico. Según un informe del Ministerio del Interior de España entre los años 2006, 2007 y 2008, 12.000 personas fallecieron ahogadas intentando atravesar el estrecho o intentando llegar a las islas canarias.  

La lectura de sus páginas te será de gran ayuda para tomar consciencia de la desesperación y el estado de necesidad de miles y miles de personas al otro lado del Estrecho así como reflexionar sobre nuestra propia vida y sobre el mundo que entre todos estamos construyendo.

Desde aquí me gustaría agradecerte que hayas compartido tu experiencia en este libro y felicitarte por tu coraje y valentía al luchar y tomar por real tu sueño. He aprendido y sentido tanto leyendo tu testimonio, que debo darte las gracias. Gracias por hacerme un poco más humano. Espero que la vida siga poniendo a mucha gente como tú en mi camino. Con todo mi cariño y apoyo, tu hermano blanco.


Espero que a vosotros también os emocione su lectura. Os aseguro que su amable descripción hará que devoréis sus páginas con gran rapidez. El próximo 23 de abril a las 19:30 horas, en el Edificio Moneo de Murcia, tendrá lugar la presentación oficial del libro. Si queréis haceros con un ejemplar, no dudar en poneros en contacto conmigo. Podrás comprar el libro al módico precio de 5 euros y a la vez, contribuir a una buena causa, ya que un gran porcentaje del importe recaudado con su venta irá destinado a realizar proyectos de desarrollo en su país natal, Senegal.


jueves, 8 de marzo de 2012

…8 DE MARZO…

Cuando un hombre se echa atrás, sólo retrocede de verdad. Una mujer sólo retrocede para coger carrerilla. Zsa Zsa Gabor

 
         Hoy se conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo integro como persona. Me gustaría aprovechar este día para rendir homenaje a Oumou Sangare, también conocida como la Diva de Malí, compositora, cantante y activista por los derechos de la mujer maliense y Embajadora de Buena Voluntad de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Oumou condena la poligamia y la ablación y defiende la libertad de la mujer, las exhorta a luchar contra la opresión.
          Oumou Sangare es un ejemplo para las mujeres malienses: propietaria de un pequeño hotel, dueña de una empresa de importación de coches todoterreno y de un campo de diez hectáreas que cede a las mujeres para su propio cultivo. "Hace veinte años que le canto a la mujer negra, a la mujer africana, demostremos a nuestros hombres que estamos capacitadas. La mujer africana siempre ha trabajado duro. Ahora quiere que se le reconozca. Y contribuir al desarrollo de su país. Con los ánimos musicales, con los microcréditos, las mujeres emprenden muchas actividades. Hoy las cosas en Malí han cambiado mucho a mejor. Los hombres pensaban que yo iba a revolucionar a las mujeres, que era la guerra. Y no. Es una guerra incruenta, que estoy haciendo también para ellos".

Oumou nació en Bamako, en 1968, donde sus padres emigraron desde la región de Wasulu, al sur de Malí. Su madre, Aminata Diaknite, también fue cantante y al igual que la mayoría de mujeres de su generación estuvo obligada a la poligamia. "Creo que es lo peor que se le puede hacer a una mujer. Mi lucha es para dar la palabra a la mujer y preguntarle lo que piensa. En Malí hay mujeres que eligen la poligamia, y yo respeto su elección. Soy musulmana, practico mi religión, hago mis cinco rezos diarios, pero me parece horrible que se fuerce a la poligamia a una niña que no ha vivido, que no conoce la vida. Yo quiero que la mujer pueda elegir libremente".

Su padre huyó a Costa de Marfil con una segunda esposa, abandonándolas a ella con apenas dos años y a su madre embarazada. Desde entonces Oumou quedó impactada por la poligamia. "Mi madre se encontró con seis niños. Yo la veía sufrir y eso es lo que me empujó a cantar. Con trece o catorce años me iba a la calle, a los bautizos y las bodas para ganar algo de dinero y llevárselo corriendo a mi madre para ayudarla. La miseria me llevó a cantar y me obligó a dejar la escuela".

A pesar de ello, pensó que había que aprender a perdonar así que se armo de valor y decidió ir a visitar a su padre. "El día que me vio entrar en su casa no daba crédito. Le miré a los ojos y le dije 'padre, he venido a usted y le perdono'. Él también me miró fijamente: '¿Me perdonas, hija?'. Le conté que sabía que había rehecho su vida allí, pero que había construido una casa para él y que quería que se fuese a vivir a Bamako con toda su familia. Y así se hizo. Descubrí a un hombre con un corazón enorme, amable, sonriente. Murió en 2005 cogido de mi mano. Conseguí que mi madre y él hicieran las paces antes de que muriera y me siento muy orgullosa de ello. Toda su familia, todos sus hijos, están ahora a mi cargo".

En África una mujer que no se casa está muy mal vista. "Cuando tú no lo eliges, vas haciéndote cada vez más pequeña. Y ahí estás, sola, reventando. Tengo la suerte de ser escuchada hasta en el lugar más alejado de la sabana y cada vez que grabo un disco pienso en todas esas mujeres que siguen sufriendo. Pero cantado con alegría. Al final digo “despertad, mujeres, bailemos”

           Os dejo un tema de su último disco “Seya” (Alegría), un canto a la libertad de las mujeres de África.


Espero que el 8 de marzo no se silencie este grito a la mujer africana…